Aquella bicicleta nació primero en su imaginación, su imaginación fue creada por los límites de experiencias, éstas, lastimosamente de la vida familiar. Un padre empleado de la construcción, una mamá ama de casa y par de hermanos que, para sus quince años de edad, resultan muy chicos para jugar. El objeto propio es una herramienta de pertenencia, en él se recrean los gustos y las exigencias de lo deseado, los anhelos de los objetos fantaseados. Las pertenencias pueden poseernos, los objetos cobran vida de los creadores y tratan de estar ligados con otros objetos. El juguete se volvió importante, el objeto preciado se invistió de icono, el transporte particular se resolvió en objeto de poder. El poder de sentirse libre, de tomar a cualquier hora un rumbo desconocido a cualquier lugar; el espacio y el tiempo son relativos para el viaje, lo importante no es dónde ni a qué hora. La idea de oro es estar desplazándose, en movimiento, zafarse de un lugar. La bicicleta se traslada, co