La bicicleta se transforma en muchas cosas, desde haber sido rebajada a una herramienta de trabajo, en algún otro tiempo fue una cosa del pasado, esteril y vana; algunas otras ha representado el viaje en sí mismo, la ansiada liberación de los espacios cerrados, la aventura metálica rodante, el comienzo al un destino desconocido. La muerte es el regreso a la forma de la nulidad, a esa honda fosa de la que se ha salido por un lapso, para que nosotros seamos creadores, fértiles y trascendentales; ciertas ocasiones significamos ser la vida pero también poseemos el momento de los tiempos, lo eterno dentro de un momento, somos, más que nada, un pedazo de nada temporal. Dentro de los vaivenes de la existencia recorro el mundo, pequeño o amplio, cumplo con los minutos de las horas para pasar los días, existo con los instrumentos de mi contexto y no me detengo sino por gusto o enfermedad, entonces, cuando estoy en un remanso emocional yo sueño con ese sueño hermano de la muerte, con el regreso....