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Mostrando las entradas etiquetadas como Vida

The coffee

On a certain occasion, near the barrier between childhood and adolescence, I craved coffee. On hot days it is taken warm, on cold days it is taken very hot. At the Atelier there began to be a jug or two a day, consumed between morning and mid-afternoon. Working while enjoying coffee with music is not working. Unhappiness, life has told me, moves with unequivocal rhythms between the misery of the future or the past and the enjoyment of the present. A good ride on a rainy summer morning after greeting a beautiful woman and, on the contrary, a painful fall in the middle of the road next to the winding road. The bicycle I never owned was brown, but the taste that is savored on a calm day always brings the aromatic flavor of coffee, that liberator of energy that works very well for the cyclist. Today, unfortunately, I only have to drink coffee and watch the shoot of the last years of youth go by. _____ El café Cierta ocasión, cerca de la barrera entre la infancia y la adolescencia apetecí e

El aro

Había una vez un bebé que nació al mismo tiempo que cuando se instaló un Atelier de Ciclistas. Ambos crecieron tal como lo contó la fábula del árbol y el niño, entrambos se hicieron aprendieron y conocieron a mucha gente de todo tipo; el joven creció y la empresa también, pero en la primera juventud tomaron rumbos diferentes, como la vida lo determina, by the book, para la maduración de los organismos.  Ahí se había cerrado el círculo del primer aro. Después vinieron los infalibles años y su peso, llegó padre Tiempo y todo lo cambió, el niño ahora adulto ha terminado con el ciclo de vida del Atelier de Ciclistas, así como se creó se terminó con la ausencia y la marcha de todos alrededor, finalizó para buscar el destino propio de cada quien cerca o lejos, peor o mejor. El invierno termina en casi todo el mundo, existen los cambios a gran o pequeña escala, cada quien a su ritmo evoluciona o llega a un punto de desarrollo, espiritual y personal. Los ciclos se cierran y se abren a veces al

El regreso

La bicicleta se transforma en muchas cosas, desde haber sido rebajada a una herramienta de trabajo, en algún otro tiempo fue una cosa del pasado, esteril y vana; algunas otras ha representado el viaje en sí mismo, la ansiada liberación de los espacios cerrados, la aventura metálica rodante, el comienzo al un destino desconocido. La muerte es el regreso a la forma de la nulidad, a esa honda fosa de la que se ha salido por un lapso, para que nosotros seamos creadores, fértiles y trascendentales; ciertas ocasiones significamos ser la vida pero también poseemos el momento de los tiempos, lo eterno dentro de un momento, somos, más que nada, un pedazo de nada temporal. Dentro de los vaivenes de la existencia recorro el mundo, pequeño o amplio, cumplo con los minutos de las horas para pasar los días, existo con los instrumentos de mi contexto y no me detengo sino por gusto o enfermedad, entonces, cuando estoy en un remanso emocional yo sueño con ese sueño hermano de la muerte, con el regreso.

La cómplice

El cuadro de bicicleta es femenina, es un soporte rígido en forma de un hermoso paralelogramo, líneas reales que se atreven a convergir físicamente entre tantas  líneas imaginarias, después vendrán los aros, como estrellas que acompañan a una constelación en el cielo, marcan la conformación y el impacto que visualmente muestra la bicicleta final. La vida de una baika es efímera si su portador decide que sea fútil, que no trascienda en el plano de lo material, pero tendrá una vida larga cuando su transportador, su cómplice, determina que la gravedad de su socia en el camino llegue más lejos que el objeto, la memoria perpetua mejor que los hechos en sí. Los caminos que recorre la vida son extensos y sinuosos en muchas maneras, pero en otras ocasiones son deliciosos y francamente serenas, sobre todo cuando existe una compañía, ciertamente lo bueno sabe mejor si es compartido, y pensar en el camino sobre una bicicleta me recuerda a esa sensación de camaradería. ______ The accomplice The bi

La Roja

Siempre se le ve al señor Equis muy tranquilo, con sus cuarenta ocho años cumplidos es cuidadoso al caminar, al hablar y escoger las palabras, procura los buenos tratos unido con la delicadeza de un hombre que ha aprendido tratar a la gente para ser tratado de la misma manera. Hoy, con su vocecita, con su bastón, con su manera de andar despacio parece que siempre fue así. Hace muchos años, en su mocedad, Equis era un chico que no tiene miedo de perder el miedo aventurandose a lo que no conoce para conocerlo y dejar la inquietud que provoca el temor. Equis conduce su bicicleta (“La Roja”) por las noches porque le gusta sentir la adrenalina de vagar, de correr peligro en los caminos oscuros, porque sabe que su compañera es una fiel amiga de metal y caucho. Con el transcurso de la vida Equis se convirtió en el señor Equis, como a muchas personas a las que el tiempo les transcurre casi de momento, casi de imprevisto. Personas se han ido y otras han venido, traspasando la existencia de una

La mirada del ciclista

Nada parece tan real, pocas cosas poseen esa cualidad de hacer real una idea: por ejemplo algo para mover y para ser movido. Un objeto que la imaginación crea se haga realidad plasma de lo que el objeto muestre sobre la idea original de creador, a veces lo que se muestra es una mínima parte de todo lo que la imaginación había fantaseado, otras veces es todo menos la idea primigenia. Recuerdo aquella mirada del hombre creador satisfecho, pero nunca pude saber más allá. El objeto era la bicicleta de sus sueños, hecha a medida ya gusto solamente de él. Había gastado tiempo y dinero, había ganado el orgullo de ser dueño de su imaginación y ejecutor de sus ideas a la realidad tangible. Un hombre creador es un soberbio de la naturaleza humana, se cree capaz de todo. Solamente era reconocible su altivez al observar su mirada, y su vista se engrandecía al mostrar su bici. Era el punto más alto al que podía llegar, era el punto que ya no pediría ni un ápice más. Estaba el hombre creador en el c

Los trenes y el ciclista

Las mañanas de los pueblos del Golfo son iguales que todas las mañanas de los pueblos del Golfo. Con pequeñas diferencias, los habitantes zafiros de los pueblos chicos juran y perjuran una individualidad combinada con cierto orgullo mezclado con vergüenza. Una soberbia que el medio se los permite. Sin embargo, históricamente esta personalidad de los habitantes es trágica, cómica y olvidada. Los medios son escasos de alcance y de recursos. La vida es reducida de memoria, la hormona es rápida para reaccionar, las mujeres y los hombres son felices a corto plazo. La vida está representada en movimiento, la niñez es una fuerza ondulada, la madurez y la juventud son ecos de ondulaiones.  Una metáfora entre trenes y ciclistas; en ella, entre otra cosas, se menciona que los trenes del trópico tienen tecnolgía aplicada a la velocidad para llevar rápidamente a pasajeros y mercancias, a través de horarios, funcionarios, máquinas y empleados; mientras que el ciclista, con la misma final

Bici-libertad

Aquella bicicleta nació primero en su imaginación, su imaginación fue creada por los límites de experiencias, éstas, lastimosamente de la vida familiar. Un padre empleado de la construcción, una mamá ama de casa y par de hermanos que, para sus quince años de edad, resultan muy chicos para jugar. El objeto propio es una herramienta de pertenencia, en él se recrean los gustos y las exigencias de lo deseado, los anhelos de los objetos fantaseados. Las pertenencias pueden poseernos, los objetos cobran vida de los creadores y tratan de estar ligados con otros objetos. El juguete se volvió importante, el objeto preciado se invistió de icono, el transporte particular se resolvió en objeto de poder. El poder de sentirse libre, de tomar a cualquier hora un rumbo desconocido a cualquier lugar; el espacio y el tiempo son relativos para el viaje, lo importante no es dónde ni a qué hora. La idea de oro es estar desplazándose, en movimiento, zafarse de un lugar. La bicicleta se traslada, co

El joven ciclista

El brillo en los ojos es una cualidad de inteligencia, de astucia, una propiedad que demuestra raciocinio. Una mirada brillante siempre demuestra temeridad, determinación, una mente dispuesta a lograr una meta. Un joven con autodeterminación se encuentra entre la rebeldía y la inexperiencia. El riesgo es constante, el peligro es cosa de todos los días, en el trabajo, el barrio, la familia. Solamente el peso de los años dejará en paz el arriesgado oficio de vivir al límite. La vejez es una joya aperlada de la vida para tener cansancio.  Pero eso no le sucederá al joven ciclista de pueblo, su vehículo era una bonita pieza pintada y armada al gusto. Rodada 20, el sillín más elevaddo que la media, manillar descuadrado, llanta gruesa atrás y delgada adelante. De tono frío el cuadro, de colores flameantes los rines, todo accesorio de color oscuro. Un medio día salió de mi vista, atravesó la calle principal como siempre, y sin saberlo, salió de la vida en dos ruedas, le arrolló

Agosto

Hace calor. Unos pequeños seres humanos revolotean como mariposas a lo largo de todo el verano. Las figuras formadas en las nubes del cielo caliente están prácticamente inmóviles. Deben ser los días más difíciles de la canícula, los días perros. Los ciclos están presentes en todas partes, observo, a mitad del año, en todas partes. Los ciclos hacen ir y venir, dentro y fuera de él. Los ciclos hacen girar por dentro y ellos giran por afuera. Mueven a las individuos, mueven sus hábitos, mueven a los deseos de las personas. Los ciclos mueven a los mismos ciclos.  Hay un niño en casa, hay varias personas al rededor, hay objetos de todo tipo en el lugar, un poco de todo, un poco de nada, juguetes, trastos, ropa, utensilios de algún oficio perdido. Pero entre todo sobresale una silueta, azulada, duramente metálica, arquetipo, cíclica. Una hermosa y vieja bicicleta está recaída en el suelo, triste por desuso. No hay ansiedad para jugarla, no hay presión para manejar, el