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Mostrando las entradas etiquetadas como vivencias

Ella rueda y rueda

Una tarde lluviosa llegó ella, era espigada, tenía altivez pero de la sencilla,en fin, con un aire estudiantil. Se refugió en el taller y se presentó, yo era solo así que conversamos hasta la noche, una aventura de esas pasa más o menos seguido en guardia en el taller, entre cuadros de bicis, entre refacciones de mil formas. Se fue diciendo muchas gracias por la plática, nos volveremos a ver, quizá. Al otro día se presentó, era de nuevo ella, tenía el mismo uniforme escolar pero esta vez seco, en fin, con un aire de visita. Se resguardó en mi corazón y no se movió, yo era solo así que exploramos los caminos del sentimiento hasta llegado el crepúsculo, una aventura de esa manera sucede de vez en cuando en el taller de bicicletas. Se marchó sin decir palabras, sin mencionar cuándo nos reencontraríamos.  Las luces de la ciudad se apagaron, así de repente las aves volaron al sur, muy lejos del frío del invierno en la urbe, las cosas inefables vinieron y volvieron como la temporada anterior

La Roja

Siempre se le ve al señor Equis muy tranquilo, con sus cuarenta ocho años cumplidos es cuidadoso al caminar, al hablar y escoger las palabras, procura los buenos tratos unido con la delicadeza de un hombre que ha aprendido tratar a la gente para ser tratado de la misma manera. Hoy, con su vocecita, con su bastón, con su manera de andar despacio parece que siempre fue así. Hace muchos años, en su mocedad, Equis era un chico que no tiene miedo de perder el miedo aventurandose a lo que no conoce para conocerlo y dejar la inquietud que provoca el temor. Equis conduce su bicicleta (“La Roja”) por las noches porque le gusta sentir la adrenalina de vagar, de correr peligro en los caminos oscuros, porque sabe que su compañera es una fiel amiga de metal y caucho. Con el transcurso de la vida Equis se convirtió en el señor Equis, como a muchas personas a las que el tiempo les transcurre casi de momento, casi de imprevisto. Personas se han ido y otras han venido, traspasando la existencia de una

Bici-libertad

Aquella bicicleta nació primero en su imaginación, su imaginación fue creada por los límites de experiencias, éstas, lastimosamente de la vida familiar. Un padre empleado de la construcción, una mamá ama de casa y par de hermanos que, para sus quince años de edad, resultan muy chicos para jugar. El objeto propio es una herramienta de pertenencia, en él se recrean los gustos y las exigencias de lo deseado, los anhelos de los objetos fantaseados. Las pertenencias pueden poseernos, los objetos cobran vida de los creadores y tratan de estar ligados con otros objetos. El juguete se volvió importante, el objeto preciado se invistió de icono, el transporte particular se resolvió en objeto de poder. El poder de sentirse libre, de tomar a cualquier hora un rumbo desconocido a cualquier lugar; el espacio y el tiempo son relativos para el viaje, lo importante no es dónde ni a qué hora. La idea de oro es estar desplazándose, en movimiento, zafarse de un lugar. La bicicleta se traslada, co