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The coffee

On a certain occasion, near the barrier between childhood and adolescence, I craved coffee. On hot days it is taken warm, on cold days it is taken very hot. At the Atelier there began to be a jug or two a day, consumed between morning and mid-afternoon. Working while enjoying coffee with music is not working. Unhappiness, life has told me, moves with unequivocal rhythms between the misery of the future or the past and the enjoyment of the present. A good ride on a rainy summer morning after greeting a beautiful woman and, on the contrary, a painful fall in the middle of the road next to the winding road. The bicycle I never owned was brown, but the taste that is savored on a calm day always brings the aromatic flavor of coffee, that liberator of energy that works very well for the cyclist. Today, unfortunately, I only have to drink coffee and watch the shoot of the last years of youth go by. _____ El café Cierta ocasión, cerca de la barrera entre la infancia y la adolescencia apetecí e

Wheels moved by the wind

At the beginning of autumn the strong north winds intensify, there are small blizzards, great fluttering of leaves and the temperature drops, it falls. Then the cold arrives, the icy feeling of the world, the moment when the activity stops, is when there are no rides, there are no laps and it becomes more difficult to occupy the baika. But anyway, freedom begins at any moment, that's what happens in those situations... _____ Movido por el viento A principios de otoño arrecian los fuertes vientos del norte, hay pequeñas ventiscas, grandes revoloteo de hojas y la temperatura desciende, se cae. Entonces llega el frío, la sensación gélida del mundo, el momento en que se detiene la actividad, es cuando no hay rodadas, no hay vueltas y se hace más difícil ocupar la baika. Pero como sea, la liberta empieza en cualquier momento, así es lo que acontece en esas situaciones...

Mi bici

Realmente es ella, la miro fijamente y pienso que ciertamente es ella.  Seguro que no tuvo hogar antes de llegar, no tenía un verdadero compañero antes de quedarse aquí en el Atelier durante seis meses. Llegó como marcada, con la cubierta manchada, el pasado sucio y el presente borroso. Era una baika rota del alma. Entre lo frío del hierro la cuidamos, la conservamos entre lo etílico de la pintura.   Ahora es una pequeña señora bicicleta, es una dama sin realeza pero con una vida enderezada por las correctas herramientas de aire y caucho. Pasó el invierno en el sótano de la memoria junto a otras personalidades de dos ruedas, de una rueda o sin ruedas. Recobró el color del ánimo, al lado de piezas cromadas, piezas nuevas, piezas de segunda mano. Mañana se irá con su acompañante, un niño de doce años, a dar una mínima vuelta al mundo, comenzar a rodar por las callejuelas y los polvorientos caminos, a dar una minúscula vida al manillar y a los pedales. Hay una salvación para el plástico d

El aro

Había una vez un bebé que nació al mismo tiempo que cuando se instaló un Atelier de Ciclistas. Ambos crecieron tal como lo contó la fábula del árbol y el niño, entrambos se hicieron aprendieron y conocieron a mucha gente de todo tipo; el joven creció y la empresa también, pero en la primera juventud tomaron rumbos diferentes, como la vida lo determina, by the book, para la maduración de los organismos.  Ahí se había cerrado el círculo del primer aro. Después vinieron los infalibles años y su peso, llegó padre Tiempo y todo lo cambió, el niño ahora adulto ha terminado con el ciclo de vida del Atelier de Ciclistas, así como se creó se terminó con la ausencia y la marcha de todos alrededor, finalizó para buscar el destino propio de cada quien cerca o lejos, peor o mejor. El invierno termina en casi todo el mundo, existen los cambios a gran o pequeña escala, cada quien a su ritmo evoluciona o llega a un punto de desarrollo, espiritual y personal. Los ciclos se cierran y se abren a veces al

El regreso

La bicicleta se transforma en muchas cosas, desde haber sido rebajada a una herramienta de trabajo, en algún otro tiempo fue una cosa del pasado, esteril y vana; algunas otras ha representado el viaje en sí mismo, la ansiada liberación de los espacios cerrados, la aventura metálica rodante, el comienzo al un destino desconocido. La muerte es el regreso a la forma de la nulidad, a esa honda fosa de la que se ha salido por un lapso, para que nosotros seamos creadores, fértiles y trascendentales; ciertas ocasiones significamos ser la vida pero también poseemos el momento de los tiempos, lo eterno dentro de un momento, somos, más que nada, un pedazo de nada temporal. Dentro de los vaivenes de la existencia recorro el mundo, pequeño o amplio, cumplo con los minutos de las horas para pasar los días, existo con los instrumentos de mi contexto y no me detengo sino por gusto o enfermedad, entonces, cuando estoy en un remanso emocional yo sueño con ese sueño hermano de la muerte, con el regreso.

La cómplice

El cuadro de bicicleta es femenina, es un soporte rígido en forma de un hermoso paralelogramo, líneas reales que se atreven a convergir físicamente entre tantas  líneas imaginarias, después vendrán los aros, como estrellas que acompañan a una constelación en el cielo, marcan la conformación y el impacto que visualmente muestra la bicicleta final. La vida de una baika es efímera si su portador decide que sea fútil, que no trascienda en el plano de lo material, pero tendrá una vida larga cuando su transportador, su cómplice, determina que la gravedad de su socia en el camino llegue más lejos que el objeto, la memoria perpetua mejor que los hechos en sí. Los caminos que recorre la vida son extensos y sinuosos en muchas maneras, pero en otras ocasiones son deliciosos y francamente serenas, sobre todo cuando existe una compañía, ciertamente lo bueno sabe mejor si es compartido, y pensar en el camino sobre una bicicleta me recuerda a esa sensación de camaradería. ______ The accomplice The bi

Ella rueda y rueda

Una tarde lluviosa llegó ella, era espigada, tenía altivez pero de la sencilla,en fin, con un aire estudiantil. Se refugió en el taller y se presentó, yo era solo así que conversamos hasta la noche, una aventura de esas pasa más o menos seguido en guardia en el taller, entre cuadros de bicis, entre refacciones de mil formas. Se fue diciendo muchas gracias por la plática, nos volveremos a ver, quizá. Al otro día se presentó, era de nuevo ella, tenía el mismo uniforme escolar pero esta vez seco, en fin, con un aire de visita. Se resguardó en mi corazón y no se movió, yo era solo así que exploramos los caminos del sentimiento hasta llegado el crepúsculo, una aventura de esa manera sucede de vez en cuando en el taller de bicicletas. Se marchó sin decir palabras, sin mencionar cuándo nos reencontraríamos.  Las luces de la ciudad se apagaron, así de repente las aves volaron al sur, muy lejos del frío del invierno en la urbe, las cosas inefables vinieron y volvieron como la temporada anterior